Los jóvenes cuentan con una gran cantidad de información sobre sexualidad en internet, pero no siempre es la información más correcta y adecuada.
Desarrollar las habilidades necesarias para tomar las mejores decisiones para sí mismos acerca del sexo y las relaciones a lo largo de su vida parece ser lo más importante a la hora de hablar de educación sexual para adolescentes. Entregar información veraz, inclusiva, relevante culturalmente y en constante adaptación a las necesidades de la comunidad, contribuye no solo a la formación de seres humanos responsables y capaces, sino también conduce a la apreciación de la diversidad sexual, la prevención de la violencia en el pololeo, el desarrollo de relaciones sanas, la prevención del abuso sexual infantil y la mejora del aprendizaje social y emocional.
En el mismo sentido, una
educación sexual eficiente en cuanto a términos de anticoncepción y autocuidado
permitiría evitar embarazos no
planeados e infecciones de transmisión sexual en este grupo de la
población. En nuestro país, el elevado número de jóvenes embarazadas y el
aumento de consultas por ETS se asocia, según especialistas, a una relajación
en relación con la prevención y el uso del preservativo.
Las cifras expuestas en la última
Encuesta Nacional de Juventud revelan que solo el 51% de las y los jóvenes
declaran haber utilizado condón en su última relación sexual y solo un 37% de
ellos se han realizado el test de VIH en el último año. Por otro lado, la
cantidad de embarazos no deseados o no planificados se empina por sobre el 50%
y alcanza un 75% en la población joven.
El embarazo adolescente implica
una serie de problemáticas afectivas, sociales y económicas, además de grandes consecuencias
en el desarrollo emocional y físico, por lo que su prevención es considerada un
desafío de salud pública en el país y el mundo. Según estudios del INJUV, los
embarazos en este grupo etario en ningún caso son deseados, sino más bien son
la consecuencia del limitado acceso a educación sexual y métodos
anticonceptivos.
Un enfoque integral y actualizado
en la educación sexual debe permitir a los jóvenes mantener relaciones seguras
y responsables, decidir informados y libremente e identificar los riesgos
asociados a la actividad sexual, por lo que es fundamental que cada día se
abran más espacios para dar paso a este tipo de formación y se impulsen más
políticas públicas que protejan a nuestra juventud.