El 26 de marzo se conmemora el día mundial de la lucha contra esta enfermedad.
Determinar una fecha específica para concientizar, proveer información
relevante y fomentar la prevención de diversas patologías y condiciones es
fundamental en los ámbitos de la promoción de la salud, sobre todo con el objetivo de hacer visible el impacto de
cada una de ellas en los individuos y la sociedad.
Si hablamos de cáncer cervicouterino las cifras oficiales son
reveladoras y nos dan una idea del escenario que enfrenta nuestro país al
respecto:
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De acuerdo con la Organización Mundial de la
Salud (OMS), en 2020 se registraron 342.000 muertes de mujeres a causa de cáncer
del cuello de útero.
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En
nuestro país, alrededor de 600 mujeres mueren al año por esta causa, es decir, 2
mujeres al día.
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En Chile el año 2020 se notificaron 1.503 casos
nuevos y 799 muertes.
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90% de los casos de cáncer cervicouterino se
pueden curar si la enfermedad es detectada a tiempo.
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70% de los casos está relacionado con el Virus
del Papiloma Humano (VPH), enfermedad que se transmite por contacto sexual.
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80% de la población sexualmente activa posee
esta infección sin presentar molestias ni sintomatología evidente.
¿Cómo podemos prevenir el
cáncer cervicouterino?
La principal manera es mediante
el control ginecológico anual, en el que se realiza el Papanicolau (PAP), el procedimiento
más efectivo para detectar a tiempo lesiones en el cuello del útero. La
detección oportuna es clave, pues en muchas ocasiones su diagnóstico está
ligado a la falta de PAP o a la ausencia de controles periódicos. Otra
herramienta para combatir la aparición de la enfermedad es la vacuna contra el
Virus de Papiloma Humano, que desde el año 2015 es parte del Programa Nacional
de Inmunización para todas las niñas de 4° y 5° básico, y que desde el año 2019
incluye a niños de la misma edad.