Más del 70% de los diagnósticos de diabetes más recientes en el mundo se deben a la mala alimentación.
Un estudio
científico realizado en Estados Unidos reveló que la ingesta de una dieta rica
en alimentos ultra procesados fue la responsable de millones de nuevos casos de
diabetes tipo 2 durante el 2018, considerando que algunos de ellos tuvieron una
contribución desmesurada a la creciente incidencia global de esta patología.
La ingesta
insuficiente de cereales integrales, el exceso de arroz y trigo refinado, el
abuso de las bebidas azucaradas y el consumo excesivo de carne procesada se
presentaron como 4 de los factores dietéticos impulsores de la diabetes, además
de la mala calidad de los carbohidratos incluidos en la alimentación, aspectos
que deben mejorar para reducir su impacto nocivo en la salud.
Los resultados
de estas investigaciones pueden ser de vital importancia en la formulación de
una estrategia de prevención que fomente opciones dietéticas y prioridades
nutricionales más saludables, las cuales podemos comenzar a impulsar en
nuestros hogares. Una alimentación adecuada ayuda a mantener un nivel óptimo de
glucosa en la sangre, lo que ayuda a prevenir las complicaciones de esta
enfermedad. Comer
frutas, vegetales, granos enteros, frijoles y frutos secos en abundancia, usar
aceite de oliva virgen en lugar de mantequilla u otros aceites, limitar
el consumo de productos lácteos y carnes rojas, además
de disminuir considerablemente el consumo de dulces, azúcares agregados, sodio y
alimentos altamente procesados, son algunas de las
indicaciones más habituales a la hora de combatir la diabetes.