Según estudios toxicológicos los fármacos ocupan la primera causa de intoxicaciones del país con 58%, seguido de los útiles de aseo con tan sólo 18%.
La OMS ha definido la
automedicación como “la selección y el uso de los medicamentos por parte de las
personas, con el propósito de prevenir, aliviar o tratar síntomas o
enfermedades leves que ellas mismas puedan identificar”.
Los medicamentos de venta libre son
con frecuencia los más utilizados sin indicación profesional y en Chile corresponden
aproximadamente a 15% del mercado, siendo los más comunes los analgésicos,
antihistamínicos, antidiarreicos y ansiolíticos, algunos de los fármacos que
más complicaciones pueden traer por su uso indiscriminado, sobre todo en
quienes presentan mayor riesgo ante la automedicación, como niñas y niños, personas
mayores, pacientes crónicos y aquellos que siguen tratamientos con varios
fármacos de manera fija.
En general, las personas suelen
automedicarse en mayor medida frente a síntomas o enfermedades leves que
parecieran no requerir un tratamiento complejo. Dolores musculares, de cabeza,
diarreas, vómitos y muy comúnmente cuando existen síntomas respiratorios. Es en
ese escenario cuando surge el riesgo del abuso de los antibióticos, el cual
aumenta la resistencia de las bacterias y microbios, las cuales evolucionan
para evitar la acción del fármaco.
Es por eso que la mayor preocupación
de los organismos de salud de todo el mundo es terminar con el abuso de los
antibióticos, pilares de la medicina moderna y principal forma de tratar una
enfermedad bacteriana en humanos y animales. Preservar su eficacia es de
vital importancia para el futuro, pues la resistencia a los antibióticos
ocasionada por su uso indiscriminado es una de las mayores amenazas contra la
humanidad.