Las bacterias y virus de difícil tratamiento no son el resultado de un mayor vigor o energía de los microbios en los últimos años, sino que ha sido provocado por el abuso mundial de los medicamentos que cumplen la función antimicrobiana.

La automedicación ha ganado terreno entre la población y la sobreutilización de los antibióticos ha favorecido la resistencia de los gérmenes, lo que genera que el remedio deje de cumplir su función. Algunas consecuencias de esta pérdida de eficacia son:

-          Los fármacos necesarios para tratar ciertas patologías requieren de procesos y tecnologías más caras, aumentando el costo del medicamento.

-          La disponibilidad de estas nuevas alternativas de remedios dependerá de los plazos necesarios para su estudio y validación en seres vivos, lo que supone un tiempo valioso frente a la urgente acción que se requiere ante una bacteria o virus agresivo.

-          Los tratamientos se vuelven más extensos, pues los antimicrobianos deben administrarse en dosis distintas a las establecidas en una situación habitual.

-          Los efectos adversos de las nuevas dosis son desconocidos para los profesionales de la salud y eso podría incrementar los costos médicos, prolongando las internaciones hospitalarias o aumentando la mortalidad.

Las principales recomendaciones para el uso responsable de los medicamentos son:  

-          No automedicarse ni recomendar un medicamento a otra persona, pues los antibióticos siempre deben ser recetados por un profesional habilitado frente a un caso específico.

-          Seguir las indicaciones establecidas por el equipo de salud, como la cantidad de dosis, días y horarios. Es importante terminar la medicación en el tiempo indicado y no antes, aunque ya no existan síntomas.

-          No utilizar los medicamentos o las recetas nuevamente sin indicación, aunque los síntomas sean los mismos.

-          Se debe tener en cuenta que los antibióticos no tratan infecciones virales, como un resfrío o una gripe.

-          Asegurar la correcta conservación de los medicamentos, almacenados en un lugar fresco y seco, lejos de la luz solar directa y fuera del alcance de los niños y niñas.

-          Lo recomendable ante cualquier síntoma es acudir a un centro médico para ser evaluado y seguir las instrucciones del equipo profesional que supervisará el tratamiento y sus efectos.