Estudios recientes estiman que un 1% de la población mundial tiene algún Trastorno del Espectro Autista, es decir, unos 70 millones de personas.
El comportamiento, la
interacción, la comunicación y el aprendizaje son los principales aspectos que
se ven impactados en una persona con diagnóstico de TEA, una condición
neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida. El Autismo,
el Síndrome de Asperger y el Trastorno Generalizado del Desarrollo no
especificado son parte del TEA y todos ellos se manifiestan de distintas formas
a lo largo de la vida y requieren distintos tratamientos.
El número de personas que viven
con algún tipo de TEA en Chile no
se conoce con precisión debido a la falta de estudios específicos, pero se estima que el incremento
significativo a nivel mundial en las últimas décadas también se refleja en
nuestras cifras. Aquellos países donde se han llevado a cabo investigaciones
llegan a concluir que 1 de cada 100 niños menores de 18 años es
TEA (en su mayoría hombres), un
número muy alto comparado con lo que era hace unos 40 años atrás, que se presentaba en 3 a 4 individuos por 10 mil.
El diagnóstico precoz permite avanzar en tratamientos
intensivos muy efectivos, proporcionando mejores pronósticos en cuanto a la
adaptación de la persona y su familia al sistema de salud, educacional y social
en general. Es por esto que el central interés de la atención primaria es la
consulta temprana en niñas y niños que presenten alguno de los rasgos asociados
al trastorno o frente a cualquier duda, con el objetivo de identificar la real
dimensión de esta población y así crear más campañas informativas, ampliar las
prestaciones disponibles e impulsar aquellas políticas públicas que establezcan
una mayor asignación de recursos.