Es el segundo tumor maligno más frecuente en hombres mayores de 50 años.
Durante los últimos 20 años el cáncer de próstata ha aumentado a nivel mundial y en nuestro país es la segunda causa de muerte por cáncer en hombres después del cáncer gástrico, debido a la aparición tardía de los síntomas y su compleja detección, lo que hace que su pesquisa resulte en una fase avanzada. Por esta razón, y como no existen métodos eficaces de prevención, el control urológico anual y la inmediata atención médica frente a una sospecha son fundamentales, aumentando considerablemente la posibilidad de un tratamiento afectivo.
Los síntomas que hacen sospechar de un problema prostático son:
- Orinar con frecuencia con flujo débil, con dolor o ardor.
- Dificultad al inicio de la micción a pesar de sentir urgencia.
- Orinar frecuentemente de noche.
- Interrupción del flujo urinario (detenerse y volver a comenzar).
- Hematuria (presencia de sangre en la orina).
- Dolor en el área pélvica.
Aun cuando no es posible desarrollar un esquema de prevención, existen algunos factores que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de próstata, como la edad (sobre 45 o 50 años), la raza (mayor incidencia en afroamericanos), historial familiar donde se haya presentado la patología, sobrepeso y exceso de alimentos grasos, entre otros.
El tratamiento varía según las condiciones de cada paciente y dependerá de múltiples factores, incluyendo desde una vigilancia activa, radioterapia, tratamiento hormonal o en algunos casos hasta la extirpación de la próstata.